Comenzamos infusionando el anís, el sésamo y la piel de naranja en aceite de oliva. Para ello calentamos a fuego lento el aceite de oliva en un cazo o recipiente con el sésamo, el anís en grano y la piel de naranja. Cuando llegue a 50º C, o antes de que empiecen a aparecer burbujitas, retiramos del fuego y reservamos.
Retiramos la piel de naranja.
Mezclamos la harina, la levadura fresca y el azúcar. Si utilizamos levadura en polvo debemos disolverla primero en un poco de agua templada y dejar que repose unos minutos.
Añadimos el agua y el aceite a los ingredientes secos y empezamos a amasar.
Añadimos una cucharadita de licor de anís y una pizca de sal, y continuamos amasando.
Cuando tengamos una masa homogénea que no se pegue a las manos dejamos reposar la masa durante 1 hora cubierta con film o un paño húmero.
Formamos bolas con la masa, de aproximadamente 45-50 gramos.
Precalentamos el horno a 200º Centígrados (392º Fahrenheit).
Extendemos las piezas de masa con un rodillo dándoles forma redonda, las agujereamos con los dedos y decoramos con azúcar.
Horneamos durante 20-25 minutos, dependiendo de nuestro horno, hasta que estén doradas y crujientes por fuera.
Dejamos enfriar sobre una rejilla, y ¡a disfrutar!