Comenzamos preparando la masa del babka. Para ello mezclamos en la amasadora o robot de cocina harina, sal, azúcar y levadura fresca. Si utilizamos levadura instantánea debemos disolverla en un poco de leche y dejarla actuar unos minutos antes.
A continuación añadimos el resto de la leche templada y las 2 yemas de huevo y comenzamos a amasar.
Finalmente añadimos la mantequilla poco a poco y sin dejar de amasar hasta que se integre perfectamente a la masa. Se trata de una masa rica en grasa, por lo que no es demasiado tiempo amasar 10-20 minutos, debe ser una masa elástica y que no se pegue a las manos.
Dejamos reposar la masa alrededor de 1 hora, tapada con un paño húmedo o un film.
Una vez ha subido la masa del babka la amasamos ligeramente con las manos y la extendemos con ayuda de un rodillo formando un rectángulo.
Extendemos la crema de chocolate o praliné de chocolate por la masa con ayuda de un cuchillo o paleta.
Enroscamos la masa sobre sí misma.
Con ayuda de un cuchillo cortamos transversalmente la masa enrollada y la enroscamos sobre si misma para darle al babka su forma “trenzada”.
Colocamos el babka en el molde y lo dejamos reposar una hora.
Precalentamos el horno a 180º Centígrados (345º Fahrenheit).
Pincelamos con las claras de huevo que nos sobraron en el momento de preparar la masa.
Horneamos durante 40-45 minutos, si observáis que la superficie se tiesta demasiado podéis cubrirla al final del horneado.
Para preparar el almíbar o glaseado (opcional) en un cazo calentáis el agua junto al azúcar hasta que tenga la consistencia densa que buscamos en un almíbar
Desmoldamos el babka ya frío y lo pincelamos con el almíbar. Este paso no es necesario, pero ayudará a que la presentación y la jugosidad del babka sean mayores y duren más de un día en perfectas condiciones