Antes de comenzar podéis preparar el relleno mezclando la harina de almendra, el azúcar y una clara de huevo. Lo podéis cubrir con film y dejar enfriar en la nevera mientras preparáis la biga para el roscón.
La noche antes de hornear, preparar una biga (prefermento) disolviendo la levadura en leche tibia y añadiendo 90 g de harina de fuerza. Dejamos reposar la masa que hemos formado tapada en la nevera toda la noche.
Preparamos ahora la leche infusionada con una rama de canela, el ron, la ralladura de naranja y una cucharada de agua de azahar (opcional) hasta que hierva. Necesitaremos 120 g de la leche para el roscón de Reyes que elaboraremos mañana.
Al día siguiente mezclamos la biga (primera masa que dejamos reposar en la nevera) con el resto de los ingredientes: leche infusionada, huevos, harina, azúcar y levadura y empezamos a amasar.
Continuamos amasando hasta obtener una masa con textura uniforme en la se hayan mezclado todos los ingredientes y comenzamos a añadir la mantequilla poco a poco.
Amasamos durante al menos 20 minutos. Conseguiremos una textura hidratada y uniforme que no se pegue a nuestras manos ni al robot de cocina.
Tapamos la masa de roscón de reyes y la dejamos reposar durante una hora. Doblará su volumen.
Amasar con las manos durante 2 minutos para desgasificar y formamos una bola. Formamos un anillo grande (ver foto) y colocamos el relleno y las "sorpresas" en el interior de la masa (opcional).
Dejamos reposar el roscón tapado en la bandeja de horno tapado durante hora ya formado
Precalentamos el horno a 180º Celsius (350º Fahrenheit)
Pincelamos el Roscón de Reyes con huevo batido y decoramos con azúcar perlado, almendras, frutas confitadas y los ingredientes que más nos gusten.
Horneamos el roscón durante 30-40 minutos hasta que se dore por fuera pero siga siendo esponjoso y tierno en el interior.
Dejamos enfriar y ¡a disfrutar del día de Reyes!