Comenzamos mezclando la harina, levadura de repostería, sal y vainilla en la batidora o robot de cocina y batimos durante 3 segundos.
Añadimos la mantequilla muy fría en dados y batimos durante otros 3 segundos. Conseguiremos una textura arenosa.
Añadimos la crema de queso muy fría y batimos de nuevo 3 segundos. Es importante no batir de más la masa. Si observamos una masa dividida en piezas redondas es la textura que buscamos.
Sacamos la masa de la batidora y la juntamos formando una bola, cubrimos con film transparente y dejamos enfriar en la nevera durante 1 hora.
Podemos preparar ahora el relleno mezclando durante 10 segundos mantequilla, almendra molida, azúcar glas y 1/2 cucharadita de canela. Gracias a la mantequilla conseguiremos una mezcla fácil de extender.
Enharinamos ligeramente la superficie de trabajo y extendemos la masa con la ayuda de un rodillo formando un círculo.
Extendemos el relleno sobre la superficie y cortamos la masa en 8 porciones en forma de triángulo.
Precalentamos el horno a 200º Centígrados con calor arriba y abajo.
Formamos nuestros rugelach y colocamos sobre la bandeja de horno cubierta con papel de hornear ya que se trata de una masa muy rica en mantequilla.
Horneamos durante 15-20 minutos aproximadamente hasta conseguir unos rugelach rellenos de almendra, crujientes por fuera y tiernos por dentro.