En primer lugar necesitamos pure de calabaza escurrido. Si vivís en un país en el que podéis encontrarlo preparado para hacer pasteles de calabaza perfecto, sino debemos cocer o asar al horno la calabaza y escurrirla muy bien. Después podemos triturarla cuando este tierna con un tenedor o procesador de alimentos.
Si utilizamos levadura instantánea la disolvemos en los 60 gramos de leche que utilizaremos y los dejamos reposar.
Mezclamos todos los ingredientes secos en un bol: harina, sal, una pizca de pimienta negra, azúcar, canela y levadura fresca (en caso de utilizar levadura fresca).
Añadimos el puré de calabaza y comenzamos a amasar (a mano o con la ayuda de un robot amasador).
Continuamos amasando y añadimos los huevos de uno en uno y la leche poco a poco, sin dejar de amasar. Debemos amasar hasta tener una textura lisa y que no se pegue a nuestras manos ni a las paredes del robot amasador.
Dejamos reposar cubierto por un paño húmedo o film durante al menos 1 hora o hasta que doble su volumen.
Engrasamos o forramos con papel el molde que vayamos a utilizar. En mi caso he utilizado un molde alargado de pan. Colocamos el brioche en el molde, y lo dejamos subir de nuevo cubierto durante 1 hora a temperatura ambiente o toda la noche en la nevera.
Pincelamos con huevo la superficie del pan hornear, añadimos un poco de azúcar, canela y nueces.
Precalentamos el horno a 180º Celsius con calor arriba y abajo (360º Fahrenheit).
Dejamos enfriar sobre una rejilla y disfrutamos.